Nota para el lector: cada artículo de este blog es para compartir el encantador mundo de la astrología y para mostrar, que leerse la carta astral o carta natal, es la mejor herramienta de autoconocimiento para volverse el protagonista de su vida. Hoy hablaremos de Marte.

No podría atreverme a decir una estadística (igual como que no sirven de a mucho), pero creo que son contadas las personas que saben desde pequeños lo que quieren y para dónde van en este mundo. Pocos están a gusto con la realidad. Pocos están a gusto con su trabajo, con el sistema, con sus creencias. A punto de tomar Prozac como si fuera aspirina para disminuir el dolor de la realidad, gracias a un sentimiento de impotencia, de haber soltado las riendas… y esto se da principalmente por no apropiarnos y hacer conciencia de una energía vital: la indispensable energía arquetípica de Marte, que cuando se reprime y se paraliza conduce a la falta de valor, a la falta de ganas de sudar la camiseta.

Como principio básico, el cuarto planeta de nuestro sistema y dueño del signo Aries, representa en la carta natal lo que realmente queremos en esta vida y la fuerza para conseguirlo. Es nuestro guerrero interno, el escudero del sol y la energía que fortalece nuestra individualidad (el ego en términos positivos). Energía en bruto, en su estado puro, masculina, instintiva, animal, no permeada por la razón o las emociones.

Por eso seguramente los romanos lo adoraban como el dios de la guerra y no de la inteligencia. También lo asociaron por su color sangre, esa que tanto nos gusta derramar a diestra y siniestra. Fue Ares para los griegos y también se le asociaba con el Osiris egipcio y con el sanguinario dios sumerio Marduk. Pero en eso se quedó su significado y por eso se le conoce como uno de los “maléficos” en astrología, el planeta que desata la violencia, la agresividad, la furia, la fuerza destructiva… inevitablemente ese lado negativo con el que estamos a punto de destruir este planeta.

Sin embargo, bien conducido es lo que tanto a hombres como a mujeres nos da la fuerza para enfrentar la vida, para actuar, para cambiarla, pues representa nuestro instinto de supervivencia. Es esa función arquetípica positiva que ahora más que nunca necesitamos y que personajes avezados y pioneros como Elon Musk tienen de sobra, pues con su proyecto SpaceX, precisamente quiere conquistarlo. Una acción impulsiva, marciana, arriesgada, que vale la pena intentar como una manera diferente de mirar a las estrellas y apropiarnos de ellas. Así sea para ganar un poco de tiempo a ver si por fin nos damos cuenta qué queremos como especie y saber que es en nosotros que siempre estará la respuesta.

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