Conozca sobre los signos del zodiaco, astrología y su carta astral. En esta entrada hablaré sobre el signo Sagitario. ¡Bienvenidos!
Hay preguntas que se me quedan dando vueltas en la cabeza y pierdo la esperanza en dar con una respuesta definitiva. Por ejemplo, si encontraré ese saco negro que tanto me gustaba y que perdí hace años. O si los extraterrestres existen. O si los presidentes en general saben en el fondo de su corazón que son unos simples asesinos al frente de organizaciones criminales. O si Jesús realmente era así de ario y buenmozo o más bien negrito y poco agraciado. Y bueno, la última que me viene distrayendo varias neuronas… ¿cómo dormiría un centauro?
Ni la menor idea. Lo que sí sé, es que, de existir (si ya están haciendo híbridos de animales y humanos en laboratorios, por qué no…) seguro soñaban. Y soñaban en grande. Como lo hacen los que en su carta natal tiene fuerte a Júpiter (su planeta regente), o al signo de Sagitario.
En parte, eso es lo que representa el centauro de esta constelación (del que también es difícil saber si sufría de lumbago): la parte animal del ser humano que busca trascender su lado mundano, su lado materialista y hedonista de la vida, para comprender algo más grande y divino de esta limitada experiencia mal llamada realidad. (Y este mensaje va solo para ellos: no hay que sentir culpa si muchas veces se quedan a la mitad del camino… pero eso no significa que no aprovechen la oportunidad de conocer algo más sublime).
Por eso es que este mítico personaje se representa apuntando sus flechas hacia el cielo. Bien lejos. Y por eso que muchas veces, donde los sagitarios ponen el ojo dan el blanco. Igual como lo hacen con sus palabras: siempre diciendo lo que sienten y piensan. Con la contundente inocencia de un niño de 6 años, que muchas veces encanta, divierte y asombra, y en otras hiere sin querer, pues con su franqueza jamás miden la fuerza de su certero impacto.
Y así debe ser. Nada más cercano a la divinidad que alguien que aún no está contaminado. Y debe ser por ese espíritu ingenuo y siempre optimista que es difícil ponerse bravo mucho tiempo con algún exponente de este increíble signo del zodiaco. Los mismos que no le temen a nada y emprenden su galopada, sin guardarse nada, sin tener que pensar en restricción alguna o en lo que piensen los demás… en tener que volver al establo. Simplemente tienen un impulso innato para aventurarse, para vivir de viaje, sellando pasaportes físicos… o imaginarios.
Porque son inquietos. De mente. De espíritu. Pero también de cuerpo. Igualitos al planeta que los rige, el gran Júpiter, el mismo Zeus. El dios de dioses que imparte la máxima justicia. Ese mismo buena vida que también lanzaba su rayo a diestra y siniestra, apuntándole a diosas, doncellas y a uno que otro muchacho.
Porque están hechos para fertilizar lo que se les atraviesa. Y como Zeus, no crían, pero crean. Tal cual es la función de las ideas de los sagitarianos. Siempre generosas. Siempre brillantes. Como el sol. Iluminando a otros con su alegría, con honestidad, aunque la mayoría de las veces hablen mamando gallo. Eso sí, esperando que otros más hábiles y dedicados las nutran y las hagan crecer, porque ellos las sembraron, pero ya se fueron hace rato a otros pastos. Así son. Y hay que aceptarlos. Porque su mayor virtud y el origen de su condena, es esa confianza ciega e ingenua que asusta a los más cautos, y que depositan desprevenidamente en lo que sea. En el que sea. Algo difícil de entender para los que somos más racionales.
Sin embargo, a veces los entiendo. Se debe a que tengo a mi lado al mejor exponente de esa fe inamovible que piensa en lo imposible y que gracias al cielo, admito que me la está contagiando: mi padre. La persona que más admiro en este muladar en la que se ha convertido el planeta Tierra. Para mi es genial ver como sabe con plena certeza, así todos piensen lo contrario (y como lo saben muchos de los grandes sagitarianos), que, si jamás dejas de creer y de vez en vez depositas tu confianza en algo superior a ti, lo mejor de lo mejor y lo que sueñas terminará pasando. Y si no siempre sucede… al menos jamás traicionan el destino donde apuntan con su arco.
Ojalá esa misma fe me permita algún día responder a muchas preguntas a las que aún no les he podido dar respuesta. O al menos darme esperanzas para poder encontrar mi saco.
Les dejo un video analizando algunas cartas astrales y explicando los signos!
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