Nota para el lector: cada artículo de este blog es para compartir el encantador mundo de la astrología y para mostrar, que leerse la carta astral o carta natal, es la mejor herramienta de autoconocimiento para volverse el protagonista de su vida. Hoy hablaremos de Netpuno.
Keith Richards, Robert Downey Jr. y Jack Nicholson debieron haberse arrepentido más de una vez por meterse en sus dominios y sin salvavidas a la mano. Afortunados ellos, que por alguna misteriosa razón, estaban bajo su protección y han vivido para contarlo, porque Neptuno, ese planeta distante y de color azul caótico y nebuloso, está asociado entre otras, a la locura, a las drogas y a las adicciones. Ya quisieran los gringos ponerle las manos encima con su acomodada y doble moralista lucha contra las drogas (que no ha servido para un carajo) … pero al escapista Neptuno es imposible atraparlo.
Porque, la energía que representa este planeta es aquella que precisamente, se sale de nuestro control, desdibuja y evade las formas de lo real, para enseñarnos que más allá de la materia, de lo que conocemos como “realidad”, hay algo intangible como base de todas las cosas. Eso que muchos llaman el inconsciente colectivo, otros los registros akashicos, otros la mente de dios… ese estado de perfección del que somos parte y al que siempre queremos volver… al paraíso terrenal, al vientre de la madre.
Su símbolo astrológico, el tridente del dios de los mares que lleva su nombre (Poseidón para los griegos y Varuna para los hindúes), es el mismo símbolo de la letra griega PSI, de donde viene la palabra PSIQUE, y con una indudable relación con la palabra PISCIS, el sigo del zodiaco que rige este planeta. El signo, entre otras, del amor universal y del ya mencionado inconsciente… por eso se asocia con el profundo mar, del que prácticamente tan solo conocemos poco más que su superficie.
Su naturaleza se relaciona entonces con todos los procesos que se escapan a lo que llamamos razón… eso que tanto nos asusta. Por eso su energía facilita las habilidades psíquicas, las visiones. Tiene ver con los sueños, con la espiritualidad y por ende, con las experiencias religiosas y místicas… o con las alucinaciones y las enfermedades mentales tan de moda hoy en día en nuestra cultura occidental… en últimas, ¿qué diferencia existe entre el esquizofrénico y el chamán de milenarias culturas aborígenes que se comunicaba con entidades espirituales? O, ¿qué diferencia existe entre tantos patriarcas religiosos que aseguraban tener comunicación directa con la virgen o algún ángel y con el PSIcótico que manifiesta que el mismísimo diablo le ordenó asesinar a sus hijos y a su esposa?… independientemente de cómo lo quiera ver, es la más clara manifestación de que muchas veces el inconsciente, para bien o para mal, es la vía de escape de la realidad.
Por tal razón, es que en nuestra vida, la energía de Neptuno en su accionar positivo, es ese puente que conecta con un más allá, con nuestro yo interno, con la intuición, la inspiración y la sensibilidad creativa, tan necesaria para generar representaciones más sublimes y artísticas del mundo, esas que nos acercan a crear mundos más ideales, utópicos, de ensueño, menos dolorosos, menos reales.
Ese mismo mundo que buscaba Jesús y tantos otros mesías con sus inexplicables conexiones divinas… ese mismo que anhela el que se emborracha y se droga hasta perder la razón cada fin de semana… ese mismo que experimenta el loquito que habla solo en la calle para evadir su triste realidad (no me refiero a lo que hablan con sus audífonos Wireless… o también de pronto)… ese mismo con el que sueña esa persona desilusionada de su vida, y que busca la solución en el consultorio de algún renombrado PSIcólogo o en las pastillas de un PSIquiatra… ese mismo que usted podría llegar a ver y utilizar a su favor mediante el conocimiento del mapa de su vida, su carta natal.